Por: Javier A. Rodríguez Con los cambios en los formatos de distribución de la música, los canales de difusión se han atomizado. La música latinoamericana no es ajena a esta dinámica y seguirle el pulso se hace difícil. Javier A. Rodríguez, periodista boliviano radicado en Barcelona, conduce y dirige el programa musical Radioactividad. En esta nota comparte y recomienda en Ciberandes sus discos clave del 2013.
CD-Cover: Juana Molina «WED 21″
Como 2011 y 2012, 2013 fue un año de transición para la música independiente latinoamericana. Luego de tocar un pico creativo entre 2010 y 2011, la escena se ha consolidado, pero sigue intentando evitar el dominio de propuestas medianas/banales, y la reproducción de los vicios que se observan en el ámbito indie internacional. Esto quiere decir que no hubo un estilo, ni una banda, ni un país, claramente dominante. Sin embargo, y aunque se antoje contradictorio, 2013 también fue el año de las confirmaciones: muchos artistas que despuntaron en últimos tiempos redoblaron su apuesta por la longevidad con discos tan maduros como novedosos. A ese plan se adscribieron la ya consagrada Juana Molina con «Wed 21«, digno sucesor de «Un día» (2008), el trovador norteño Juan Cirerol, los españoles de Triángulo de Amor Bizarro, que pulieron el componente pop de su fiero shoegaze en «Victoria mística», los mexicanos de Los Mundos y Bam Bam, ambos firmando ambiciosos segundos discos, y el excéntrico DJ chileno Matías Aguayo.
Destaca en especial la faceta electrónica de la música independiente latina. El mejor ejemplo lo brinda ARCA, pseudónimo del jovencísimo productor venezolano Alejandro Ghersi, que cerró un 2013 de ensueño con el crédito de arquitecto sonoro de «Yeezus» de Kanye West –disco del año en multitud de recuentos–, y su visionaria mixtape «&&&&&». No se quedó atrás el ecuatoriano Roberto Carlos Lange, que ya acumula años produciendo bajo el nombre de Helado Negro, pero en 2013 perfeccionó su cálida lectura chillwave en «Invisible Life» y «Island Universe Story 2″. Otro productor de larga carrera que recopiló su obra en 2013 fue Tony Gallardo, el mexicano que graba como María y José, y que con «Club Negro» ofreció la respuesta latina al soul post-digital de Dean Blunt. Por similares rumbos transita «EP2″ de Siete Catorce, otro beatmaker mexicano al que no hay que perderle la pista.
El pop continental sigue mostrando una salud envidiable. Dos de los grandes próceres del nuevo pop chileno, Alex Anwandter y Gepe, se unieron para grabar un delicioso disco conjunto: «Alex & Daniel». La española Belén Vidal, una veterana del pop con toques retro-electrónicos, por fin presentó su debut en largo («βeta«), que carece el refinamiento de las letras de Anwandter y Gepe, pero que suena fresco y sintonizado con el pulso pop global. Pasa lo mismo con «El techo es el suelo» de Quiero Club, que nos ofrece indie pop de tan alto vuelo que su astucia melódica sobresale entre todos los imitadores de tendencias foráneas que ya abundan en el indie latino.
Por último, en la categoría experimental/inclasificable hay que mencionar el rock cósmico de Föllakzoid y The Holy Drug Couple, el electro soul latino-cubista de Xenia Rubinós, y la impactante canción de autor, electrónica y etérea –en el molde de Julia Holter o Julianna Barwick–, de la colombiana Lucrecia Dalt y su “Syzygy”. Ya vemos, 2013 nos deja un muestrario sonoro diverso y fecundo, a pesar de no contener discos tan trascendentales para la escena continental como lo fueron «odiSEA» (2010) o «Futura Vía» (2011).
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