Foto: Carlos Fiengo Pericón
Por: Vadik Barrón Unas de las tradiciones bolivianas más imbricadas y asimiladas a la vida cotidiana es la Fiesta de Alasitas, una feria de miniaturas en honor a la deidad aimara de la abundancia, el Ekeko, que toma el centro de la ciudad de La Paz, en Bolivia, los primeros meses de cada año.
¿En qué Feria puede uno comprar herramientas de construcción, casas, autos, visas, maletas, títulos universitarios, fajos de billetes de moneda nacional, dólares y euros, pasaportes y periódicos que trastoquen y parodien las noticias? En la Feria de Alasitas en la Paz los deseos y aspiraciones de salud, dinero y amor de la gente son expresados en la adquisición de miniaturas que representan desde objetivos materiales concretos hasta intenciones románticas.
Desde el 24 de enero, a la feria que reúne a más de 5.000 artesanos, y donde se alterna el expendio de artesanía con la gastronomía tradicional, acuden miles de personas para c’hallar (digamos, bendecir) sus estatuillas del Ekeko y enseres en miniatura. Las Alasitas es una fiesta que involucra cultura, tradición, fe y humor, y desde hace años goza del patrocinio y activo soporte del Gobierno Municipal de La Paz y del gobierno central que garantizan que al evento crezca anualmente en creatividad, duración e impacto.
El Ekeko es una deidad del mundo aimara (la estatuilla que lo representa se encuentra en un museo de Suiza y el gobierno boliviano gestiona su repatriación) que simboliza la abundancia, y aunque hay varias versiones sobre el origen de la celebración se coincide en que la feria en sus inicios comerciaba con amuletos e imágenes. El personaje se ha ido modificando, hasta adquirir una identidad mestiza urbana que lo retrata como un hombre bajo y regordete, con bigote terciado, bajo el cual humea un cigarro perpetuo, lluchu (gorro andino de lana), sombrero y cargado de objetos en los brazos y la espalda, por lo general, víveres y artículos de primera necesidad, como pequeñas bolsas de fideo, de arroz, sacos de papas, de harina o avena, tarros de leche e ínfimas botellitas de la Cervecería Boliviana Nacional.
Con el andar del tiempo se fueron incorporando nuevos objetos al repertorio del Ekeko y ya es posible encontrar títulos de propiedad o de licenciatura universitaria, laptops, filmadoras y boletos de avión. A los billetes en miniatura de la moneda nacional, el Boliviano, se suman los dólares y los euros, expedidos por el ficticio “Banco de la Fortuna” y hasta se expiden certificados de matrimonio de Alasitas en las carpas y puestos, que compiten por la clientela con buen humor y creatividad.
© 2015 All Right Reserved, Ciberandes-Magazin ciberandes-magazin.com