Crédito: "Gentileza del Ministerio de Culturas del Estado Plurinacional de Bolivia"
Por: Vadik Barrón.
La celebración del “Willka Kuti” (“Regreso del Sol”) o “Año Nuevo Aymara”, como hoy se lo conoce y conmemora, cada 21 de junio, en coincidencia con el Solsticio de Invierno en el Hemisferio Sur, congrega a miles de personas entre bolivianos y extranjeros en el Templete de Kalasasaya en la localidad de Tiwanaku, a 72 kilómetros de La Paz.
Crédito: «Gentileza del Ministerio de Culturas del Estado Plurinacional de Bolivia»
La fiesta acontece más o menos así: desde la fría noche previa (conviene abrigarse), y con una gran despliegue de medios de comunicación e instituciones gubernamentales y comunitarias, que participan activamente de esta festividad, se prepara el ritual que es organizado y presidido por el Consejo de Amautas (sacerdotes o guías espirituales andinos) de la región. Durante toda la noche se puede escuchar y bailar tanto música tradicional como urbana, se expenden bebidas alcohólicas y se forman largas colas para ingresar al Complejo Arqueológico de Tiwanaku, donde al amanecer se realiza la ceremonia. A las cuatro de la mañana se abren las puertas del templete, se pronuncian discursos y plegarias y el punto culminante del ritual sucede cuando los primeros rayos del sol pasan por la Puerta del Sol. Entonces se escucha el sonido de los “pututus” (cuernos huecos de toro), vítores y gritos de salutación al sol y al nuevo año (“¡jallalla!”). Los participantes y asistentes son convidados a recibir la energía solar con las manos abiertas y en alto. Por la mañana se puede visitar las ruinas y durante el día la multitud se dispersa.
Aunque existe amplia y hasta contradictoria información y bibliografía sobre los orígenes de este rito, se concuerda en su origen precolombino y su relación estrecha con la vida agrícola y los ciclos astronómicos. El 21 de junio efectivamente marca el inicio del acercamiento del sol a la Tierra, dando lugar a un nuevo ciclo agrario e iniciando la época de siembra en la región andina. El 2013, según el calendario aymara, comienza el año 5.521.
Esta fiesta coincide con la celebración del “Dios Sol” quechua, el “Inti Raymi” (Fiesta del Sol) que data del Imperio Incaico y que fue impuesta a todos los pueblos conquistados, incluido el aymara, años antes de la conquista y el saqueo españoles. De hecho la celebración en las ruinas de Tiwanaku (que pertenecen a la cultura Tiwanakota, una civilización milenaria aún poco conocida) es relativamente reciente y se constituye y consolida cada vez más como una reivindicación de los pueblos originarios cuyas prácticas culturales fueron históricamente marginadas, deslegitimadas y hasta proscritas por las instituciones nacionales y católicas.
Desde el año 2010, esta festividad ha pasado a llamarse “Año Nuevo Andino y Amazónico”, es por decreto Fiesta Nacional de Bolivia, el 21 de junio es feriado nacional y se ha extendido a otras regiones del país, donde hasta una centena de lugares han sido declarados sitios “sagrados”. A partir de este hecho, el debate excede el ámbito cultural para constituirse en un campo de batalla político entre dos voces polarizadas, las que defienden y exaltan las culturas andinas y las que ven en ello una afrenta a la plurinacionalidad, estandarte del nuevo Estado boliviano y una distorsión de la cultura.
© 2015 All Right Reserved, Ciberandes-Magazin ciberandes-magazin.com