Por: Maximiliano Ochante Sauñe
Dentro de la cultura andina, el sapo como animal sacralizado tiene un significado simbólico de representar a la pachamama (madre tierra) sale del mundo de abajo en tiempo de lluvia, nace de la tierra, es hijo de la tierra, es símbolo de la fertilidad que está asociado con el elemento líquido, de cuyo cuerpo brotaron las primeras plantas alimenticias, representa la resurrección y renovación de la vida. Demetrio Roca Wallparimachi cuando se refiere al origen del sapo señala que dentro de la concepción popular el sapo ha sido creado por el diablo, por eso cumple fines maléficos. Dicen que si al sapo le acoplaran alas del murciélago sería idéntico al diablo. Es más, según la tradicionalidad popular de los campesinos de la pampa de Anta- Cusco, el sapo y la culebra han sido creados por judas Iscariote, crucificador de Dios.
Dentro de la simbología andina el sapo y la culebra son animales emblemáticos, encierra toda una suerte de mensajes. Así cuando el sapo croa es seguro que lloverá, son los cuidantes de las chacras, es considerado como el espíritu de la pachamama. De la misma manera, la serpiente es una deidad que puede simbolizar lo maligno o su carácter benéfico; igual que el sapo está vinculado a la fertilidad, al agua, es también el espíritu tutelar de la actividad agrícola. Los nombres con las cuales se conocen son: Amaru, Machacuay, Yacumama, entre otras.
El sapo en su dimensión onírica acorde a la cosmovisión de cada comunidad puede representar dinero. En la zona Sur del Perú (Puno) el que sueña con sapo, de seguro tendrá mucha plata o su negocio prosperara. En cambio en la zona de Anta- Cusco la aparición del sapo en los sueños indica que la persona tiene el mal del pacha- tierra o la persona está embrujada; en estos casos soñar con sapo es un mal augurio.
El sapo inspira también una dimensión mercantil y ritual. Dentro de la cosmovisión altiplánico el sapo simboliza dinero en abundancia y esto por el fenómeno de la “migración cultural y folklórica”, viene extendiendo en la zona del Cusco. Así en la festividad del señor de Huanca, muchos dueños de souvenir ubicados cerca al santuario ofrecen sapos a los peregrinos, algunos de ellos muy buenos curanderos, venden “su mercancía” previamente adivinando la suerte al cliente, embadurnándolos con agua florida las manos y envolviendo con serpentina al sapo. Les recomienda colocarlos en un lugar especial, junto son sus otras adquisiciones realizadas como carros en miniatura, títulos profesionales entre otras.
El sapo es utilizado también en la magia. El curandero “malero” puede utilizar el sapo para hacer “daño” o brujería a una persona. Nuestra informante Juana nos cuenta que en la pampa de Anta, por causalidad entro al cuarto de una anciana y encontró con sorpresa ollas de barro con nombre de personas, en la que tenía encerrada varios sapos cosidos por la boca y que paulatinamente se venían secando. Nos dice que posiblemente esas personas que tenían inscrito su nombre en la olla estarían agonizando. Pero el sapo no solamente sirve para hacer el “daño”, sino que también se utiliza para curar a los enfermos que padecen de la brujería. Acorde a la gravedad de la enfermedad el curandero puede pedir tres sapos y tres culebras. Con este método fue curado Manuel un paciente que sufría por muchos años una enfermedad que los médicos no supieron diagnosticar. Nos dice: “el curandero me empezó a frotar todo el cuerpo con la pancita del sapo que era muy suavecita, gritaba el pobre animalito cuando llegaba a la parte de mi cuerpo que me dolía, el cerebro, mi estómago, mi corazón, al final me mostró que el sapo tenía en diferentes partes de su pancita manchas negras, lo que significaba que había sacado mi dolor y la maldad que me habían hecho”.
Igual ocurrió –nos sigue diciendo– con la culebra, “…a este animalito le tenía mucho miedo, pero el curandero previamente le puso a la boca del animalito cigarro y luego me empezó a frotar en todo el cuerpo y cuando llegaba a la parte dolorosa de mi cuerpo también gritaba de dolor el animalito… al final me baño con muchas hierbas que al empezar la curación ya lo tenía preparado, después lo encerró en una bolsa negra y me dijo que lo llevaría lejos hacia un cerro donde están los “papitos” (Apus) para entregarlos y que nunca regrese la maldad”.
En las poblaciones indígenas amazónica, existen indicadores de las actividades agrícolas, que se evidencian a través de los factores florísticos y faunísticos. Igual en la cosmovisión andina, los indicadores de la actividad agrícola se realizan, entre otros, con el comportamiento de los animales. Si en los meses de setiembre y octubre croan día y noche muchos sapos es augurio de que habrá abundante lluvia y buena cosecha. Pero si croan pocos sapos, es señal de sequía, helada y poca lluvia. Si en el proceso de preparación del terreno agrícola hay presencia de sapos grandes, es señal de que la cosecha será muy buena, caso contrario si hay pocos y sapos pequeños, será malo.
Con la culebra ocurre lo mismo, es el reptil que se asocia con el agua, un elemento bien preciado. Por eso, las poblaciones del antiguo Tawantinsuyo les tenían una gran reverencia. Desgraciadamente con la llegada de los españoles este poder benefactor cambio, quienes tenían una cosmovisión diferente a lo andino, pues se les asoció con el diablo, tentador de Adán y Eva, de quienes se cree heredamos el “pecado mortal”. Para J.C. Cooper, la serpiente o el dragón en el antiguo testamento significa muerte y oscuridad, constante lucha entre el bien y el mal, entre el arcángel Miguel y el dragón, que es Satanás, lucifer, que muchas veces triunfa sobre el bien.
En los andes, con el proceso del sincretismo religioso existe la creencia de que la culebra es la sombra del diablo. Se difunde la superstición de que cuando una persona se cruza o se encuentra en el camino con una culebra, es señal de mal augurio. Se piensa que ésta no volverá más a su comunidad, o morirá muy pronto. Algunos maldicen a la culebra y sostienen que Dios se equivocó en crear a este animalito tan maligno, portadora de la mala suerte, de que cuando una culebra entra a una casa, anuncia la muerte de las personas que habitan esa casa. Cuando uno sueña con culebra es de mala suerte, ya que alguien lo está embrujando y en otras comunidades campesinas es de buena suerte pues tendrá dinero. La culebra “muda” constantemente, por eso mucha gente busca a la serpiente llamada “chimuco” que abundaba en la zona de la Convención, para comer su carne y seguir siendo joven.
Los “ambientalistas” junto con algunos biólogos, la protegen, pues dicen que la serpiente se alimenta fundamentalmente de ratas y equilibran así la naturaleza. Para Peter T. Furst el veneno del sapo tiene propiedades psicotrópicas. Así, los sapos de espectaculares colores contienen un veneno que ha sido estudiado por toxicólogos y herpetólogos, en las que se descubrieron que algunas especies son sorprendentemente venenosas y la secreción de un sapo de árbol que medía menos de tres centímetros de largo ¬–nos dice– es suficiente para matar a mil ratones.
La serpiente aparece también como símbolo de los médicos. “El bastón de Esculapio”, cuyos orígenes, nos dicen, se remonta cuando Dios ordenó a Moisés que hiciera una serpiente de cobre y la enrollará sobre un palo con el propósito de que al verla, la plaga de serpientes del desierto no le haría daño. Se sostiene, que esta serpiente de cobre que hizo Moisés se difundió en múltiples culturas que la tomaron como un símbolo de curación, símbolo de la medicina. Actualmente representa a los médicos, donde la serpiente está enroscada en la vara con el personaje de Esculapio un médico que después de su muerte se le inmortalizo en la mitología griega.
Para concluir diremos, no faltan otros “mercachifles” que con fines comerciales (para fotografiarse con turistas) capturan vivos a las serpientes y generan su “serpentario”. En fin, tanto el sapo y la culebra son animalitos emblemáticos, que expresan sueños o aspiraciones de los pobladores andinos. Son símbolos propiciadores de la “buena suerte” y de la “mala suerte”, de muchos deseos e ilusiones, para que éstos se cristalicen en la vida real entre otras.
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