Foto: © Ramón Rodríguez Figueroa
Por: Ramón Rodríguez Figueroa Fue hace varios años la última vez que visite el Parque Nacional Canaima, en el Sur de Venezuela en la frontera con Brasil y la Guyana Británica. Nuestro guía Félix, un Pemón nativo, que amablemente nos llevo a la asombrosa cascada más alta del mundo Churún-Merú/ Churún-Vena, mejor conocido bajo el nombre de Salto Ángel. Los indígenas Pemón han contemplando esta caída de agua desde hace muchos años, pero fue en el año 1937 que fue introducida al resto del mundo por el aventurero y piloto James (Jimmy) Ángel.
Primeras impresiones
Personalmente, y también profesionalmente, siempre me he interesado en las lenguas indígenas de Venezuela, pero en aquel momento no me habría imaginado que algunos años más tarde estaría visitando esta remota región, con fines de recolectar información acerca de esta interesante y ancestral lengua. Nuestro guía en aquel entonces nos dio algunos detalles sobre la situación de la lengua Pemón dentro del Parque Nacional Canaima. Fue entonces evidente la existencia de tres variedades de hablas dispersadas en esta área, las cuales están en un contacto constante, y como resultado de eso han ido cambiando a un ritmo regular, ya sea por la persistente influencia del castellano o por otras circunstancias internas. La comunidad de Canaima es el punto principal de llegada para los visitantes del parque nacional. Muchos nativos de esa región pasan meses trabajando ahí como guías o en los alojamientos turísticos. Algunos de ellos también asisten a la única institución de educación superior con asiento en esta comunidad. Teniendo en cuenta el aislamiento de la zona, no es difícil imaginar la escasez de empleo, especialmente afectando a las generaciones más jóvenes. Todo esto ha creado una situación muy peculiar en cuanto al lenguaje y la cultura indígena, hasta llegar al punto de encontrarnos con la perdida de costumbres y valores específicos de esta etnia indígena. A través de nuestros primeros contactos con el pueblo Pemón pudimos observar influencias ajenas a sus costumbres, las cuales obviamente proceden de una sociedad con valores ajenos a esta comunidad indígena. Al final de nuestro viaje y después de algunos comentarios sobre su lengua nativa, Félix nos sugiere visitar la comunidad de Kamarata al sureste del macizo Auyán-tepui: si buscas hablantes nativos del Kamarakoto (una de las variedades Pemón habladas en el parque nacional) tienes que visitar la comunidad de Kamarata, aquí en el pueblo Canaima nadie habla bien nuestra lengua, pues ya se ha mezclado mucho con el castellano. Y fue así entonces como nació la idea de un posible proyecto de documentación de la lengua Kamarakoto y la primera visita a Kamarata.
Kamarata es un antiguo pueblo Pemón en el río Akanan, sureste a los pies del Auyán-tepui con alrededor de 3 mil habitantes. Desde que fue descubierto como punto de acceso alternativo para el Salto Ángel, ha sido punto de referencia para los aventureros de esa zona. En Kamarata hay unos pocos lugares sencillos para alojarse y comer, también existe una pista de aterrizaje. Sin embargo, la mayor parte del tráfico de turistas se ha desplazado a Kavac, un paseo de dos horas desde Kamarata, o un corto viaje por un rústico camino de tierra.
Planificación y contratiempos
De regreso en la vida cotidiana y después de una pesquisa sobre el estatus del Kamarakoto, fue evidente la falta de acceso al material tanto didáctico como académico sobre la lengua Kamarakoto en su estado actual. Sin embargo hay que reconocer los trabajos de documentación de esta lengua por los misioneros Armellada (1943-44), Armellada y Olza (1999), Gutiérrez Salazar (2011) (trabajos pioneros y descriptivos para los dialectos Taurepang y el Arekuna) y también George G. Simpson (1940)(vocabulario Kamarakoto) entre otros. Para ese entonces las primeras ideas sobre un proyecto de documentación lingüística surgen gracias al apoyo financiero de la Universidad Philipps de Marburg, y de nuestro mentor y jefe quien nos animó a realizar el primer viaje, y así hacer posible el primer encuentro con la comunidad de Kamarata y sus habitantes. Esta comunidad es de difícil acceso por vía terrestre, ya que no existen carreteras que conecten la comunidad con algunos poblados fuera del parque nacional. En caso de existir alguna vía conectando Kamarata con las afueras del parque, ésta debe estar en un estado precario y no debe ser transitable en todas las épocas del año, ya que a mi conocer no hay ninguna institución gubernamental que se haga cargo de ella. El transporte más común en la zona es por vía aérea, ya sea para transportar a personas, alimentos o cualquier otro artefacto que se requiera, la desventaja es el alto costo de este transporte.
En cuanto a nuestro viaje a Kamarata tuvimos la suerte de recibir el apoyo de la organización no-gubernamental Angel Conservation (angelconservation.org), la cual realiza trabajos culturales conjuntamente con las poblaciones indígenas. Su presidente Paul Stanley fue de gran ayuda con toda la logística de nuestro viaje a Kamarata y organizando nuestra estadía, pero también nos introdujo cordialmente en la comunidad, lo cual facilito de gran manera el buen recibimiento del proyecto.
Al momento de emprender nuestro viaje aparecieron otros problemas cuyas soluciones estaban definitivamente fuera de nuestro alcance. A comienzos de 2014 se produjeron fuertes protestas civiles en las principales ciudades de Venezuela. Estudiante de diferentes universidades se lanzaron a las calles bloqueando las vías principales y combatiendo a la policía durante más de dos meses. Las universidades estaban cerradas, las clases suspendidas en todo el país, la vida cotidiana en Venezuela estuvo en toque de queda por varias semanas. Los estudiantes estaban luchando por un país con menos delincuencia, más derechos sociales, libertad de expresión; protestando también por la escasez de alimentos y el alto costo de la vida. La situación era tan crítica que el gobierno tuvo que tomar acciones y comandó a las fuerzas militares para combatir a los estudiantes. Las deseadas discusiones de mesas entre los estudiantes opositores al gobierno y las autoridades del gobierno no tuvieron lugar sino hasta después de varias muertes. Viajar a Venezuela en ese momento simplemente no valía la pena, y era un riesgo que no quisimos tomar. A mediados de mayo de 2014 la situación se había tranquilizado, todo estaba a favor de nuestro viaje y finalmente pudimos viajar a Venezuela. Gracias a la organización Angel Conservation viajamos cómodamente desde Valencia pasando por Caracas hasta Puerto Ordaz, unas de las últimas ciudades antes de la majestuosa Gran Sabana, que abarca gran parte del territorio Sur de Venezuela hasta llegar a la frontera con Brasil. Pero nuestro recorrido aún no había terminado. Nuestro vuelo al Valle de Kamarata había sido reservado desde Ciudad Bolívar, a una hora de distancia de Puerto Ordaz (los vuelos son más baratos desde esta ciudad hasta Kamarata, quizás porque el aeropuerto es más pequeño). Una vez en Ciudad Bolívar solo tendríamos que esperar por nuestro vuelo.
Sobrevolando Canaima
Para ser honesto, si usted tiene miedo a volar o miedo a las alturas, este medio de transporte probablemente no sea
la mejor opción. Lamentablemente (y quizás también sea por suerte si se toma en cuenta que es una región protegida y aspira a la preservación de flora y fauna) ésta es la vía más rápida y también la única para llegar a Kamarata desde el exterior del parque nacional. Tomando en cuenta la densa selva tropical que divide Kamarata con el resto del país, uno se da cuenta muy rápido de que la mejor manera de llegar es en avión. El Parque Nacional Canima abarca un área cuya extensión es alrededor de 30 mil km2, a más de 550 km de Ciudad Bolívar, y como mencione anteriormente no hay calles que conecten Kamarata con el exterior del parque nacional. Esta imagen se vuelve aún más presente cuando las avionetas Cessnas de seis puestos sobrevuelan la selva. Estas pequeñas y ligeras aeronaves nos llevaron sanos y salvos hasta Kamarata en una hora y 45 minutos. En el transcurso del viaje pudimos admirar una magnífica vistas de los ríos, que van atravesando la selva tropical como una serpiente; montañas increíbles de cima plana que inmediatamente nos recuerdan a “El Mundo Perdido” de Arthur Conan Doyle.
Después de más de media hora contemplando este increíble paisaje desde el aire, un remoto poblado comienza a aparecer en el horizonte, estamos ansiosos por aterrizar y finalmente dejar de escuchar la ruidosa hélice del avión. Aterrizamos en una pista de tierra rojiza y fuimos recibidos por algunos lugareños que nos llevaron al lugar donde pernoctaríamos las próximas semanas. De inmediato comenzamos a sentir el fuerte calor, la humedad y los mosquitos, todo muy típico de esta zona en esta época del año. Nos hospedamos en la casa de Santos, el dueño de uno de los albergues disponibles en Kamarata. Junto a Ioana Fugaru, mi compañera de trabajo y en la vida, también nos acompañaban en este viaje la profesora Camacho de la Universidad del Zulia y una de sus alumnas. Los cuatros compartimos una churuata (típico techo indígena) donde dormimos en hamacas. La señora Dolores, esposa de Santos, gentilmente cocino para nuestro equipo todos los días.
Nuestra primera visita fue a una escuela primaria en las cercanías de Kamarata. Aquí tuvimos la oportunidad de conocer a algunos maestros, los cuales nos ayudarían luego con algunas traducciones del kamarakoto al español. Antes de comenzar con el proyecto de documentación tuvimos que pedir permiso a la comunidad, y ésta tiene que estar de acuerdo con los objetivos del proyecto. En una asamblea general realizada pocos días después de nuestra llegada, conjuntamente con el Capitán de Kamarata (este nombre llevan los jefes de cada poblado, anteriormente conocidos bajo el nombre de “caciques”) discutimos durante varias horas acerca de nuestro propósito. Finalmente aprobaron el proyecto bajo algunas condiciones, una de ellas, y quizás la más importante, es que todo los recursos obtenidos, digitalizados y procesados del idioma Kamarakoto deberán ser de libre acceso para la comunidad, y también los miembros de la comunidad podrán tomar decisiones en cuento al desarrollo y el uso de estos recursos. Nosotros también estuvimos de acuerdo. No me propongo en este espacio describir los aspectos técnicos del proyecto el cual aún está en pleno desarrollo, lo que quiero acá es dar una crónica de nuestro primer viaje a este maravilloso lugar en los confines de Venezuela, pero espero tener la oportunidad en otra edición de comentar con más detalles algunos aspectos interesantes de esta lengua indígena.
Trabajo de campo en Kamarata y comunidades cercanas
En el transcurso de nuestro viaje hicimos tres expediciones importantes que me gustaría relatar en este espacio. La primera expedición tomó dos horas en canoa hacia el Sur por el río Akanan y luego el río Kamadak hasta llegar a la comunidad de Awuaraparü, en el camino también visitamos otras pequeñas comunidades. Los miembros de estas comunidades viven la mayor parte del año aislados y sin contacto con las demás comunidades, debido a la gran distancia entre ellas. Sin embargo, nunca percibimos alguna frustración por parte de los habitantes, en la mayoría de los casos se sentían orgullosos y felices de vivir en estas localidades y de ser Pemón. Awaraparü es una comunidad remota con pocos habitantes, pero al mismo tiempo llena de tranquilidad y con un paisaje inolvidable. Aquí no hay caseríos agrupados o juntos, cada quien tiene un pequeño terreno donde construye su casa y vive con su familia. El centro de la comunidad es la escuela primaria a donde los niños asisten con muchas ganas, pues no hay mucho que hacer por esa zona. Los lugareños nos invitaron a dormir en la pequeña escuela rural, de hecho, era el único lugar donde podíamos dormir. En Awaraparü no hay turismo masivo, o pensiones, sólo vive gente humilde y conocedores de esta cultura ancestral. Conocen la selva, sus remedios, sus tierras, sus caminos y sus ríos. Definitivamente unos de los lugares que más nos sorprendió, quizás porque no sabíamos de su existencia, ni de que algún día lo visitaríamos. También fue una experiencia excelente para aprender más de la cultura Pemón y su lengua.
Nuestra secunda expedición inicio nuevamente desde Kamarata, con dirección al Sureste del Auyán-Tepui hasta la localidad de Kavak por vía terrestre. Kavak es un lugar turístico muy conocido en las agencias de turismo en Venezuela. Aquí se encuentran varias posadas, todas con dueños locales. Nuestro equipo fue hospedado en la más grande y antigua posada, la cual pertenece a la comunidad de Kamarata. En esta posada trabajan miembros de la comunidad y todo el dinero de ésta va directamente a la caja de ahorros de la comunidad para luego decidir qué hacer con él conjuntamente con los miembros de la comunidad, esta idea me pareció excelente. Nuestro viaje a Kavak fue primordialmente con el propósito de entrevistar a dos jóvenes que querían compartir su conocimiento de la lengua con nuestro proyecto. Las dos hermanas nativas de Kamarata, con gran interés en el idioma nos ayudaron a completar parte del vocabulario básico necesario. Arturo, nuestro guía y colaborador, en una hermosa tarde después de horas de trabajo, nos mostró la famosa y sagrada cueva de Kavak, una caída de agua escondida en un cañón.
Los últimos días visitamos la comunidad de Uruyén donde principalmente trabajamos en las traducciones de textos y leyendas de la Cultura Pemón, todo esto gracias a la ayuda de nuestro guía Arturo. Finalmente regresamos a nuestro punto de partida en Kamarata donde revisamos y documentamos nuestro trabajo, y concluimos los puntos en los que deberíamos trabajar a partir de ese momento. Para concluir, en pocas palabras, fue una experiencia inolvidable. Nos sentimos muy orgullosos de haber trabajado en ese maravilloso lugar y haber compartido vivencias con los Pemón que son un pueblo encantador con una rica cultura la cual se debe preservar para mostrar a futuras generaciones el legado indígena de Venezuela. Espero poder relatar más de nuestros viajes al Parque nacional Canaima en el futuro. Si están en Venezuela no pierdan la oportunidad de visitar Canaima y la Gran Sabana, un viaje que seguramente recordaran para siempre con alegría y encanto.
Literatura Armellada, R. P. Fray Cesáreo de OFM Cap. 1943. Gramática y diccionario de la lengua Pemón. Caracas: Artes Gráficas Armellada, R. P. Fray Cesáreo de OFM Cap. y Jesús Olza SJ. 1999. Gramática de la lengua Pemón (Morfosintáxis). Caracas: Universidad Católica Andrés Bello. Celsa Señaris, J, Daniel Lewy y Carlos Lasso. 2009. Biodiversidad del Parque Nacional Canaima: Bases técnicas para la conservación de la Guayana venezolana. Caracas: Fundación La Salle de Ciencias Naturales. Gutiérrez Salazar, Mariano Mons. OFM. 2001. Gramática didáctica de la lengua Pemón. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello. Simpson, George Gaylord. 1940. Los Indios Kamarakotos. Revista de Fomento III (EE. UU de Venezuela, Ministerio de Fomento). 201-660.
© 2015 All Right Reserved, Ciberandes-Magazin ciberandes-magazin.com